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Paralizando al país en pro de la liberación de rehenes

  • Writer: Leo Corry
    Leo Corry
  • Aug 22
  • 12 min read

Updated: Aug 22

El domingo de esta semana las organizaciones que apoyan a las familias de los secuestrados organizaron una serie de huelgas y manifestaciones a lo largo del día, destinadas a paralizar al país y poner en primer plano su sufrimiento y la necesidad de multiplicar los esfuerzos para que se logre un acuerdo que lleve a la liberación total de los rehenes--vivos y muertos--que se encuentran en manos de Hamás y las otras organizaciones de terroristas. Al climax se llegó en las horas tempranas de la noche, en un acto al que asistieron centenares de miles que pedían apoyar a las familias y gritar junto con ellas, de manera concentrada y con mucho más energía de lo común, lo que se grita todos los sábados en la noche en diferentes lugares del país: “ustedes no están solos, estamos todos con ustedes”. Fue un evento que despertó emociones muy fuertes y proporcionó, aunque sea de manera temporal, un aire de alivio a las familias que ya casi 700 días viven un infierno de aflicción. 



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El gobierno y sus voceros hablan con desprecio de este tipo de movilización de masas, y la califican nada menos que de colaboración con el enemigo. Pero aparte de la pregunta de la efectividad posible de las manifestaciones, está ante todo el argumento mucho más básico--que ellos ignoran, y es que la base primordial de la existencia de la sociedad israelí--la solidaridad y el apoyo mutuo. Este es uno de los valores más constantes que ha existido a lo largo de la historia del país, y en realidad desde que emepezó la migración sionista a Israel a fines delsiglo XIX. Desafortunadamente, la máquina del veneno dirigida por el zángano que vive en Miami a cuenta nuestra, junto con sus asociados en las redes sociales, ha atacado sistemáticamente ya por años este principio, y sigen poniéndolo en peligro. “No se abandonan heridos en el campo de batalla”, esa es la lección número uno que aprende todo soldado que se une al ejército israelí, y que todo ciudadano de este país considera la base de su identidad, y sin duda es la base de nuestra fuerza (o por lo menos lo era hasta ahora). Eso es lo que llevó a muchos ciudadanos, soldados y policías a intentar rescatar ciudadanos en peligro en las poblaciones atacadas y en el festival nova, pagando muchas veces con su vida. Ese fue también el motor que llevó al ataque justificado del ejército que se abrió al día siguiente en Gaza. Pero en este momento, esa solidaridad tiene que expresarse ante todo en apoyo a las familias y en el entendimiento que la fase militar del intento de devolverlos ya perdió su fuerza. 


Sea cual sea la opinión del gobierno y de la coalición, el hecho innegable es que al día siguiente de la paralización del domingo y los actos en la plaza, empezó a moverse una vez más el esfuerzo diplomático (muy complejo, sin duda) para devolver a los rehenes. La verdad es que en este momento es muy difícil hacerse una idea del estatus de las negociaciones. Hamás, como de costumbre, no revela sus cartas. Netanyahu, como de costumbre, se expresa contradictoriamente, a veces el mismo día, dependiendo de quién sea la audiencia con la que habla y el idioma en que lo hace. No sabemos si él apoyará el esquema que Hamás dice haber aceptado (y que fue propuesto por Netanyahu mismo), si prefiere un acuerdo parcial y por partes, o está dispuesto a aceptar sólo un acuerdo que los traiga a todos de una vez. Pero aún, aparte de las habladurías, hay muchas razones políticas y personales para pensar que lo que Netanyahu quiere, como siempre, es que el tiempo siga pasando, que su coalición de alucinados se mantenga en pie, y que su juicio se siga postergando indefinidamente para poder mantenerse en el poder. El precio que todos pagamos, no parece importarle demasiado.


Netanyahu ha hablado últimamente de cinco condiciones para declarar el fin de la guerra:


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  1. Desmantelar a Hamás de todos sus armamentos

  2. Devolución de todos los rehenes, los vivos y los muertos

  3. Desmilitarización total de la franja de Gaza 

  4. Control militar absoluto de la franja de Gaza por parte Israel

  5. Establecimiento de un gobierno civil alternativo que no se ni Hamás ni la Autoridad Palestina.


Todo muy bonito y como siempre expuesto con buen diseño gráfico. Esa es la versión más actualizada de la "victoria total", que nunca se podrá alcanzar. Las condiciones 1 y 3 son irrealizables y además imposibles de verificar. La condición 4 y 5 son incompatibles, y en todo caso nadie entiende qué gobierno civil pueda haber fuera de Hamás que no sea la Autoridad Palestina. Palabras vacías que indican el deseo de continuar la guerra eternamente, tal y como lo declaran los mesiánicos de la coalición dirigidos por Smotrich y la temible Orit Struck. Al momento de escribir estas líneas leo que Netanyahu “dió órdenes de abrir inmediatamente las negociaciones para liberar a todos lo rehenes,” pero ningún equipo de negociaciones ha anunciado que están en camino a encontrarse con algún mediador. 


Las tensiones entre el gobierno y el alto mando militar son graves, siguiendo la actitud que empezó ya el mismo día del ataque de Hamás, según la cual los políticos se han desentendido, y siguen desentendiendose, de toda responsabilidad, y siguen culpando de la debacle únicamente al rango militar. Ya el nuevo comandante en jefe, Eyal Zamir–que fue designado por Netanyahu mismo, aunque ahora se desentiende de eso mientras Sara y el zángano de Miami culpan al payaso de la defensa, Israel Katz, de haberlo nombrado–aprendió muy bien que toda la culpa por la falta de decisión en la campaña de conquista de Gaza (que no hay duda que no conseguirá ningún objetivo real) y el precio que pagaremos en términos de soldados muertos en vano, recaerá sobre él.



Como parte de las manifestaciones del domingo, también el mundo de las universidades se manifestó en la plaza de los rehenes, y yo estuve entre los que fueron invitados a pronunciarse. Pensé que les interesaría leer una traducción al castellano de mis palabras (con algunas explicaciones necesarias para quien no vive en el país y no conoce ciertos detalles). Además pensé qué podría interesarles otro discurso que pronunció mi colega Yoram Eshed. Les cuento de qué se trata y les incluyo la traducción aquí a continuación.  


Yoram Eshed fue el herido más grave de la guerra de Yom Kippur, hace 50 años, que logró sobrevivir. Una bomba le arrancó la mitad del cerebro, y todos a su alrededor lo daban por muerto, así que en un principio se quedó botado sólo en su zanja, y se dedicaron a tratar de salvar a los otros heridos. Por alguna razón que es difícil de explicar, el médico militar que manejaba la situación decidió hacer el esfuerzo y logró salvarlo, aunque Yoram perdió muchas de sus capacidades, y el proceso de rehabilitación tardó cerca de veinte años. Yoram estudió geología, y después educación y llegó a convertirse en un profesor e investigador muy destacado y en septiembre pasado se retiró de la Universidad Abierta después de una carrera muy exitosa. Su historia es increíble y les recomiendo encarecidamente leer el libro donde describe (en traducción al inglés) la odisea que atravesó hasta regresar a una vida más o menos normal. 


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Yoram es una persona digna de admiración y su cuento es realmente único. El discurso que  pronunció el sábado pasado en Jerusalem, y que les  traduzco más abajo, no es de fácil digestión, pero vale la pena leerlo, también si al final quedan en desacuerdo con él.


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Alocución en la plaza de los rehenes en Tel Aviv - 17.8.2025





Queridos amigos,


Las dimensiones de la masacre del 7 de octubre fueron inimaginables. Por eso, muchos de nosotros buscamos un camino hacia el dolor y la solidaridad basándonos en nombres y en rostros que conocíamos de nuestra vida personal, o que comenzamos a conocer en aquel entonces. En mi caso personal, permítanme decirles que fuí miembro del Kibbutz Nirim durante más de veinte años, desde que llegué a Israel, y por eso me sentí–desde un principio–profundamente conectado con toda la región, es decir, los asentamientos del Negev donde se produjo la masacre. Por lo tanto, los nombres y las historias personales de muchas de las víctimas, de los secuestrados y de sus familias, han tenido un profundo significado y una conexión personal para mí. Y ahora, tras casi 700 días de sufrimiento y una creciente sensación de abandono, esta conexión personal se ha expandido y profundizado–y es evidente que no solo para mí–de manera que todos los secuestrados, sus historias y sus familias, se han convertido en parte integral de nuestras vidas.


Es imposible escuchar hoy una pieza de piano sin pensar inmediatamente en Alon Ohel


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interpretando una pieza de Debussy con profunda emoción. 





Es imposible escuchar a un amigo contando sus impresiones de un viaje a Nepal sin pensar inmediatamente en la aldea de Kanchanapur, de donde provenía Bipin Joshi, el estudiante de agricultura secuestrado del Kibbutz Alumim,


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y sin pensar en su madre Padma y su hermana Pushpa con sus miradas de desconsuelo profundo.


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Es imposible dejar de pensar en el estado de salud y la heroica lucha de Tal Kuperstein, el padre del secuestrado Bar.



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Hace algunos años, Tal fue víctima de un accidente de tránsito que lo dejó sin habla y casi sin movilidad, y Bar tuvo que hacerse cargo del negocio familiar a la edad de 16 años.


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En la fiesta de Nova Bar fue secuestrado, y las dos tragedias familiares convergieron, pero desde entonces Tal volvió a hablar parcialmente, aunque con mucha dificultad y continuamente habla del día en que su hijo Tal volverá al seno de la familia. 


Y estos son solo tres ejemplos que todos conocemos bien y con los que nos identificamos personalmente. La lista es larga, las fotos y los testimonios son insoportables, y todos los conocemos al detalle.


Sepan, pues, queridas familias: en todas las universidades del país, incluída la Universidad Abierta, hacemos frecuentemente actos en los que leemos en voz alta los nombres de sus seres queridos, junto con un llamado a su liberación, para que nadie pueda olvidarlos. No hay ceremonia, evento ni conferencia académica en la que no cumplamos nuestro deber de mostrar nuestra solidaridad con ustedes. También hoy hemos venido a la plaza a mostrar públicamente nuestra solidaridad con la difícil situación de las familias y a hacer un llamado sincero al gobierno y quien lo lidera, líder para que hagan todo esfyerzo posible por poner fin de inmediato a una guerra que no tiene un propósito evidente, y para que promuevan el pronto regreso de todos los secuestrados.


Hay desafortunadamente en este país elementos que promueven un discurso público violento y que profundizan continuamente las divisiones dentro de la sociedad, y eso incluye miembros del gobierno y de la Knesset. Ellos no dudan en lanzar también acusaciones brutales contra las familias, convirtiéndolas en blanco de insultos, calumnias y, en ocasiones, incluso agresiones físicas. Y no es casualidad que estos mismos elementos también dirigen sus flechas envenenadas contra las universidades, debido a nuestra obstinada postura a favor del discurso crítico y a favor de las familias. La incitación ha llegado a tal punto que hubo quién consideraró apropiado regocijarse y exultar en una transmisión en vivo en el canal bibista de la TV, el canal 14, por la gran destrucción sufrida por una de las más importantes instituciones científicas de Israel y del mundo, el Instituto Weizmann.


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 Yinon Magal, una de las personalidades mediáticas más venenosas del país, publicó en X su declaración de alegría: "El Santo, Bendito Sea 1 -- Instituto Weizmann 0".


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Y esto sin que ningún ministro del gobierno considerara su deber condenar pública y resueltamente esta atrocidad, ni tratar de moderar el tono del debate público.


No podrá curarse el dolor de la sociedad israelí mientras continúe el abandono de los secuestrados, de los caídos y de sus familias, y no habrá futuro para el país sin un apoyo claro y real a la educación, la ciencia, la cultura y la educación superior en general.


Queridas familias: Que no haya la más mínima duda en sus corazones: ustedes no están solos, ¡siempre estamos con ustedes!


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Alocución de Yoram Eshet en Jerusalem - 16.8.2025




Me llamo Yoram Eshet y soy profesor del Departamento de Educación y Psicología de la Universidad Abierta. Quisiera dedicar mi discurso de hoy específicamente a la idea de la rehabilitación y a su conexión con nosotros como sociedad.


En la Guerra de Yom Kipur, formé parte de la fuerza paracaidista que cruzó el Canal de Suez y se estableció en su rivera del lado egipcio. Tres días después, en la simbólica ocasión de Simjat Torá [que exactamente cincuenta años después sería la fecha del ataque asesino de Hamás], fui alcanzado por un proyectil cuyos fragmentos me cercenaron gran parte del cerebro, me destrozaron el brazo, me perforaron un pulmón, dañaron gravemente la visión y me paralizaron la mitad del cuerpo. Y lo peor de todo, la lesión cerebral me causó deterioro cognitivo y motor, lo que me llevó a perder la capacidad de leer, escribir y orientarme. Me llevó muchos años de agotador entrenamiento de mi cerebro y mis extremidades para volver a funcionar como ser humano.


Los primeros años después de la lesión fueron difíciles, llenos de represión y negación, frustración y rabia incontrolable: contra el país, contra el departamento de rehabilitación, contra el ejército, contra mi familia, ¿contra quién no? Si se quiere, el comportamiento típico de la víctima que busca culpables por un desastre que le ocurrió. Cuando me preguntaban, yo respondía que "fui herido en la guerra", lo que representaba la creencia reprimida de que un día las heridas desaparecerían y todo volvería a su lugar, como si nada hubiera sucedido.


Me llevó veinte años recuperar la serenidad y admitir la amarga realidad de que seguiría siendo discapacitado toda mi vida, que nunca volvería a ser lo que era. Y que en lugar de ahogarme en ira contra todo el mundo por lo que supuestamente me habían causado, era mejor aceptar los hechos, decidir qué me era realmente importante y a qué podía renunciar, y así recuperar el control de mi vida. Hoy sé que esta aceptación del juicio, el fin de la ilusión y la disposición a reconocer que era discapacitado, fue el comienzo de la verdadera rehabilitación; el momento en que dejé de mirar atrás con ira y comencé a mirar la realidad con los ojos abiertos. Se acabó el "¿por qué me pasó esto?". Ya no busco culpables, sino que me concentro en la pregunta "¿cómo podemos vivir bien con lo que tenemos?". Desde entonces, simplemente respondo a quienes preguntan "soy discapacitado". Sin ningún sentimiento de ser víctima y sin seguir culpando a nadie.


¿Y por qué les cuento todo esto? Porque hoy, nuestros líderes políticos están conduciendo el país en general, y en particular la guerra, exactamente como la persona que describí antes, la persona que era yo desde el momento de mi herida y en los años siguientes: en negación, represión y con una conciencia de víctima, culpando al mundo entero por sus fracasos, sin mirar la realidad con los ojos abiertos. Han tomado control del país un grupo de despiadados agentes del caos, sanguinarios, amantes de la guerra y la venganza, que venden al público la ilusión de ser víctimas, creyendo que, debido a lo que Hamás infligió, tiene derecho a hacer cualquier cosa: matar, expulsar, aniquilar y exterminar a todos los habitantes de la Franja de Gaza. Así es la guerra, dicen los Smotrich, los Bengvir y demás delirantes y alucinados, implicando que estamos en una guerra de origen divino destinada a destruir a Amalec, en la que ellos y sus hijos están exentos de participar. No hay nadie que en Gaza que no esté involucrado, gritan desde cada escenario y cada micrófono disponible, todos son Hamás; todos merecen la muerte: mujeres, niños, ancianos. Es legítmo disparar a cualquier cosa que se mueva, incluso en la fila de distribución de alimentos.


Y así, bajo el pretexto de la seguir sintiéndonos víctimas a las que todo se les permite, lleva a cabo una agenda asesina en Gaza, una guerra total eterna, que no tiene nada que ver con rescatar a los rehenes ni con brindar seguridad a los ciudadanos. Solo asesinatos y expulsiones, seguidos de la creación de nuevos asentamientos en las tierras despojadas a la fuerza. Y si en el camino los rehenes son asesinados o mueren de hambre, o si innumerables soldados siguen cayendo, y gazatíes mueren de hambre; o si el Estado de Israel se derrumba, pues mala suerte. Para ellos, no es más que un golpe leve en el ala del avión, en el camino hacia la realización de la gran visión mesiánica.


Y así, en la encrucijada entre la ocupación y la anexión, los líderes de la guerra ocultan al público que esto no nos llevará a ningún lugar seguro, y continúan vendiendo la ilusión de que estamos a un paso de la victoria completa; que es cosa de un instante; sólo un poco más de presión, y Hamás se arrodillará y suplicará por la paz a cambio de la liberación de los rehenes. Eso es exactamente lo que dijeron hace un año, cuando la presión militar, en vez de un acuerdo, causó los asesinatos de Hirsch Goldberg-Polin, Eden Yerushalmi, Uri Danino, Carmel Gat, Alex Lobanov y Almog Saroussi.


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Y hoy siguen vendiendo las mismas ilusiones al público, con el anuncio del plan de ocupar Gaza. Y al diablo con el precio; los rehenes; los caídos; la moral; la economía. Nada importa. 


En conclusión: Así como la transición necesaria que me vi obligado a hacer como persona con discapacidad en el camino hacia la verdadera rehabilitación, pasando de la ilusión y de la conciencia de víctima a una mirada directa a la realidad, también es nuestro deber, como individuos y como público, mirar directamente a la realidad y admitir que estamos en medio de un desfile de locuras, cuyos resultados son conocidos de antemano. Y comprender que la posibilidad de liberar a los rehenes y alcanzar un equilibrio de terror con Hamás reside en nuestra capacidad de disipar la ilusión de que la solución reside únicamente en el usod de la fuerza y de más fuerza. Es cierto que sabemos mucho menos de que no sabemos, y además es seguro que con el fin de la guerra y la liberación de los rehenes no llegaremos a la tan anhelada paz y a los días del Mesías. Pero para que nosotros, como país y como pueblo, iniciemos un proceso de reconstrucción, debemos elegir nuestras guerras: qué vale la pena luchar y dónde debemos arriesgarnos. Porque en la guerra que libramos actualmente contra Hamás, solo hay perdedores. Y es cierto que si continuamos actuando a ciegas, los cimientos morales sobre los que se asienta el país se deteriorarán gradualmente, y no estará lejos el día en que nos encontremos en una pesadilla aún más terrible que la actual.


Por lo tanto, debemos gritar desde todas las tribunas: ¡Alto a la guerra! ¡Liberen a los rehenes!


 
 
 

4 Comments


Leo Corry
Leo Corry
Aug 22

Esto no se puede terminar si dolor. Ya lo venimos sufriendo por dos años. Lo que era una reacción militar super justificad en octubre del 2023, se ha convertido en una farsa que no lleva a ningún lado. Pocos son los militares retirados o comentaristas militares en Israel que creen que continuar la guerra tiene algún sentido. Las conidciones que exigen hoy en día Hamás son la que Bibi mismo propuso en algunas de las fases. Incluyen la liberación de prisioneros, incluyendo muchos que son verdaderos asesions. Hay que aceptarlo. No hay remedio. Incluye finalizar la guerra. hay que aceptarlo y mientras anyes mejor. Te parece buena idea que los soldados sigan muriendo por un objectivo que ante todo es…


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susyfenyo
Aug 22

Desgarrador la alocución de Yoram, voy a comprarme su libro, gracias Leo por la traducción de tu exposición tb, todas las historias de los secuestrados y familiares son desgarradoras, inconcebibles e impensables, me recuerdan las historias que me contaron mis padres del holocausto que acabo de rememorar yendo a Bergen Belsen muy recientemente a honrar a mi mamá y mi tía fallecida en el día de liberación entre otros miles que fallecieron cuando ya fueron liberados del horror, quisiera saber quién es el zángano de Miami?

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Leo Corry
Leo Corry
Aug 22
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Gracias por tu comentario, Susy. El zángano de Miami es Yair Netanyahu. Puedes leer un poco al respecto aquí: https://www.the7eye.org.il/552400

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Susan Schwed
Susan Schwed
Aug 22

Muy interesante todo lo que escribes y lo que dijo Yoram Eshet. Mi pregunta es cuál sería para ti la mejor solución para terminar esta guerra sin que hayan dolientes de ambas partes? Ambas partes para mí son : 1 los que murieron por la lucha de la libertad de Israel ( libertad en el sentido de salir de Hamas , por la muerte de 1200 inocentes y por los secuestrados) y 2 lo rehenes que siguen secuestrados ( vivos y muertos) y sus familias piden por el fin de la guerra.

Tú piensas que deberían aceptar las condiciones que exige Hamas con tal de terminar esta agonía o que no hay más que traer a los rehenes vivos o…


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ISRAEL VISTA DESDE ADENTRO

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